MARÍA JOSÉ GIL Las expectativas de crecimiento de los sectores más importantes de la Región se van acercando al aprobado, gracias al tirón de la agricultura y de la industria alimentaria. El Barómetro del Colegio de Economistas refleja la mejoría que están percibiendo los profesionales, aunque sigue siendo todavía bastante tímida y se valora con mucha cautela. Los resultados del sondeo presentado ayer muestran que casi tres cuartas parte de los consultados (73%) dan por hecho que su situación seguirá igual, mientras que tiende a reducirse el porcentaje de los pesimistas que aún temen un empeoramiento y aumenta el de los optimistas, según explicó el decano del Colegio, Ramón Madrid. El mayor inconveniente sigue siendo la falta de financiación, a la que se refirió Madrid como «la bestia negra», aunque espera que el acuerdo anunciado entre la CROEM y las instituciones financieras de la Región permita dar más facilidades a las familias y a las empresas para conseguir créditos.

La agricultura, la industria agroalimentaria y el turismo son los sectores que ofrecen mejores perspectivas para los próximos meses y los únicos que superan el 6 (en una escala entre el 1 y el 10) en la valoración de los economistas. Por encima del aprobado aparecen también el turismo (5,74) y el comercio (5,30). Rozándolo se encuentran las nuevas tecnologías (4,90) y la logística y el transporte (4,81).

Por debajo aparecen el resto de la industria (4,24) y los servicios sanitarios (4,36), que hace unos años se contemplaban como un posible yacimiento de empleo con grandes posibilidades. Según indicó el director del Servicio de Estudios del Colegio de Economistas, Francisco Javier Pardo, el gran peso que llegó a tener la construcción en la economía regional hace que la crisis del ladrillo tenga un impacto mayor que alarga la recuperación. Por eso, la construcción se lleva la peor nota (2,5).

Entre las grandes ventajas que puede anotarse la economía regional, los profesionales destacan «el gran potencial para el desarrollo del sector agroalimentario, el turismo residencial y las energías renovables» (61,9%), seguida por «el creciente grado de innovación técnica y de dirección en la agricultura e industria alimentaria».

De media, las previsiones de crecimiento en los sectores más importantes de la economía regional para los próximos seis meses se acercan al aprobado con un 4,8, cuando en el anterior sondeo se situaban en el 4,5.

Sin embargo, la nota de la economía murciana en su conjunto para dentro de seis meses, aunque ha subido casi medio punto, se sitúa ligeramente por encima del 4. Para la economía española las expectativas son más optimistas y llegan al 4,87, muy cerca del aprobado.

«El panorama se percibe menos favorable para las economías domésticas que para las empresas» debido a la factura del paro, según recoge el Barómetro. No obstante, pese a las modestas perspectivas de mejora, el 63% de los consultados prevé que la demanda de las familias se mantendrá igual y un 18,5% incluso espera aumentarla, mientras que otro 17,5% considera que bajará. El acceso al crédito sigue siendo el indicador peor valorado por los economistas, que dan a la financiación una nota de 2,3, apenas una décima más que en el anterior sondeo.

El 73% de los encuestados da por hecho que el grifo del dinero sigue cerrado, mientras que un 13,2% cree que ha empeorado, lo que supone un 86,2% que lo ve igual o peor. El Barómetro destaca que los trabajadores de las empresas privadas son los que aprecian una mayor apertura por parte de las entidades financieras, con un 20% de respuestas positivas, una percepción que solo es compartida por el 4,7% de los empresarios y profesionales por cuenta propia.

LASTRE
La corrupción retrocede al cuarto puesto
La preocupación de los economistas por la corrupción y el tráfico de influencias va cediendo paso a otros problemas que consideran más acuciantes. El paro se ha colocado en el primer puesto, dado que casi el 60% de los encuestados lo destaca como uno de los mayores lastres para la Región. En segundo lugar se sitúa el gasto en I+D+i en las empresas (48,1%) y el déficit de infraestructuras (33,9%), seguido de la corrupción (31,2%) que pasa al cuarto lugar, después de haber estado en puestos de cabeza.