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¿Es confortable una vivienda? ¿Resultan cómodos sus muebles para todos los miembros de la familia? Y los materiales, ¿son los más adecuados?

El hogar es, probablemente, el lugar donde se pasa más tiempo en la vida, fundamentalmente cuando llegan las estaciones de frío y lluvias. Por eso, es imprescindible la adecuación del mobiliario a las condiciones particulares de los miembros de la familia para ganar en salud y calidad de vida.

 

¿Qué es la ergonomía y cómo afecta a la salud?

Cuando se elige un mueble, siempre se piensa en su diseño, en su comodidad o en su precio, pero no en si esa pieza será la adecuada para el descanso o si generará problemas de salud.

Para eso trabaja la ergonomía. Según de la Asociación Española de Ergonomía, se trata del conjunto de conocimientos de carácter multidisciplinar que tienen en cuenta la adecuación de los productos, sistemas y entornos artificiales para las necesidades, limitaciones y características de sus usuarios, optimizando la eficacia, seguridad y bienestar.

En algunos hogares existe una designación de sillones y sillas para cada uno de los miembros. Estás situaciones no están carentes de lógica ya que la fisionomía de cada individuo hace que el diseño ideal de cada lugar de descanso sea diferente. Y es que, si el mobiliario de la vivienda no asegura la seguridad y bienestar de sus habitantes, puede haber consecuencias para la salud. Por eso, se deben tener en cuenta las siguientes pautas:

 

1. La ergonomía y los materiales

En primer lugar, las deformaciones y acoplamiento permanente de sillones sofás y colchones a la persona que más los usa o de más peso, donde no se recupera el estado original después del uso, se deben a una mala elección de los materiales de relleno. En el otro extremo, muchas veces se pretende evitar esa deformidad mediante la elección de materiales duros, lo cual impide la adaptación al cuerpo del usuario en el momento de usarlo, dando lugar a perjuicios para la salud.

Uno de los rellenos más aconsejables para colchones y sofás, aunque también más costoso, es el de plumas o una combinación de estas con otros materiales, ya que se adaptan perfectamente a la persona que lo usa y tiene la capacidad de recuperar su estado original.

 

2. La ergonomía y los tamaños, alturas y distancias

Los mayores problemas, en el momento de la búsqueda de mobiliario, se encuentran a la hora de elegir tamaños, alturas y distancias, ya que se puede encontrar una unidad familiar en la que sus componentes tengan características antropométricas muy diferentes.

De este modo, si se sabe que en el sofá los riñones deben quedar protegidos por el respaldo, que la cadera de una persona no debe quedar más baja de las rodillas y que el reposabrazos debe estar a la altura del codo, es evidente que no se podrán cumplir dichas características para todos los miembros. Por eso, lo ideal sería que tuviesen estructuras regulables o individualizar, al menos, sillones de lectura o descanso.

 

3. La ergonomía en los muebles de cocina

El mismo problema surge con los muebles de cocina. Trabajar de pie, delante de una encimera muy baja o muy alta, obliga a asumir posturas incorrectas que, a la larga, pueden afectar gravemente a la salud. Por eso, es conveniente que la altura de la encimera se modifique en función de aquellos habitantes que más la usan.

Así que, si se está pensando en cambiar el mobiliario, no hay que olvidar aspectos tan importantes como los que condicionan su ergonomía. La salud y el descanso de los habitantes del hogar dependen de ello.

 

Fuente: http://www.fotocasa.es/blog/decoracion/consejos-para-mejorar-la-ergonomia-del-hogar