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A los pies de las sierras del Gavilán y el Buitre se encuentra el paraje natural de Las Fuentes del Marqués que posee una extensión de 17,4 Hectáreas.

Este paraje esta situado a 2 kilómetros del casco urbano en dirección oeste. Se puede acceder a él bien en coche, tomando por la avenida de los Andenes y luego por el Camino de Mayrena o bien andando por el Camino del Huerto. Ambos caminos confluyen, pero los vehículos pueden continuar, pasando por el «Molinico», hasta la zona de aparcamientos debidamente señalizada, y aquellos que vayan a pie pueden seguir por la senda rehabilitada y penetrar a dicho paraje por las Cuevas del Marqués.

Todo el parque está surcado por pistas y caminos que facilitan el acceso y la visita y disfrute de este precioso paraje, alguno de los cuales sirve de puerta a otras pistas forestales que se internan en los barrancos de la Sierra del Gavilán (Barranco del Nevazo y Barranco del Agua).

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Geología

Los nacimientos de agua están enclavados en la base de los relieves calizos de las sierras circundantes. Estas aguas subterráneas, al encontrarse con un sustrato impermeable, produce el surgimiento de las aguas en las Fuentes del Marqués a través de cuatro nacimientos con un caudal medio de 320 litros por segundo. Actualmente se considera a este conjunto de nacimientos como el más importante de la Región de Murcia tanto por su caudal como por la calidad de las aguas.

Ecosistemas

Podemos diferenciar tres ambientes, a saber: el acuático y su entorno, el bosque mediterráneo y el agrícola. En el acuático y su entorno encontramos una gran variedad de seres vivos tanto animales como vegetales. Grandes manchas de plantas acuáticas de varias especies dan refugio a la fauna acuática como barbos, carpas, truchas arco iris, galápagos leprosos y camarones de agua dulce, entre otros, así como numerosos insectos. En las riberas encontramos juncos, culantrillos de pozo, zarzamoras y algunas higueras, plátanos orientales, fresnos, almeces y álamos dan escolta al río antes de que éste sea canalizado.

El ambiente del bosque mediterráneo se encuentra muy humanizado pero bien conservado y en actual repoblación con especies autóctonas como el quejigo, el almez y la encina. De carácter autóctono se encuentran encinas de gran porte con una antiguedad de más de 400 años que forman, junto a pinos carrascos y olivos igualmente centenarios, un bosquecillo de típico ambiente mediterráneo. Entre las ramas de las encinas corretean ágilmente las ardillas y anidan numerosas aves como la abubilla, el mochuelo, el ruiseñor,…etc. Este lugar es visitado por zorros, jabalíes y algunas rapaces como el gavilán el cernícalo y el águila calzada.

En los bancales repoblados encontramos nogales, almeces, abedules, alisos, arces, castaños de india y algunos frutales.

En el medio agricola encontramos el olivar, frutales como el albaricoquero y cultivos herbáceos hoy en desuso, pero de gran importancia ecológica por dar refugio y alimento a numerosas especies como el conejo y el topo.

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Recorrido en coche

Si vamos en coche la primera zona que encuentramos es aquella destinada al estacionamiento tanto de turismos como de autobuses. Seguidamente vemos un panel informativo con un croquis del paraje. Por su cara posterior hay otro croquis de los cuatro PR o Senderos de Pequeño Recorrido homologados por la Federación de Montañismo de la Región de Murcia.

Adentrándonos en el paraje encontramos, a la izquierda, el Albergue Juvenil y el Resturante, y a la derecha del río -ya canalizado-, junto a él, varios árboles como higueras, abedules y un magnífico ejemplar de fresno. Poco más adelante encontramos el «Torreón de los Templarios» el cual ha sido acondicionado para acoger en su interior el Centro de Interpretación de la Naturaleza dedicado al Noroeste Murciano.

Junto a él existe una roca en la que se puede observar la flora de rocalla, y al lado dos ejemplares de pequeñas hayas. Continuando el paseo, veremos el río en estado natural con numerosa fauna y flora acuática; a nuestra izquierda, una ladera de gran pendiente poblada de un bosque de pinos carrascos, algunas encinas y quejigos de pequeño porte. Seguidamente giramos hacia la derecha entrando en las zonas de los nacimientos llamadas popularmente «sartenes» (debido a su construcción circular por los árabes).

Estas «sartenes» están contruidas con un material rocoso pero de origen biológico llamado «roca de travertino». El proceso de creación de estas rocas es muy sencillo: se debe a una sedimentación de la cal del agua sobre la materia vegetal que con el tiempo adquiere grosor produciendo la muerte de la planta. Y cuando esto se produce a gran escala se crean las susodichas «rocas de travertino» En este lugar nos darán sombra un conjunto de vetustos y frondosos plátanos. Junto al río podemos hallar también una serie de bancos para descanso y disfrute de paraje. Asimismo encontramos varios contenedores donde poder depositar las basuras a fin de mantener limpio el entorno.

Entrada al espacio natural de las Fuentes del Marqués

Entrada al espacio natural de las Fuentes del Marqués
Región de Murcia Digital

Recorrido a pie

Si accedemos al paraje andando lo haremos a través del Camino del Huerto por donde discurre el cauce del río. Al final de este paseo llegamos a la carretera y allí encontramos las indicaciones. Cogeremos pues la senda rehabilitada que nos lleva hasta el paraje. Después de subir suaves cuestas llegaremos hasta las Cuevas del Marqués, las cuales hemos de atravesar para poder acceder al Copo, lugar de alto valor ecológico por el encinar centenario que alberga.

También son destacables los restos arqueológicos de origen árabe que allí se encuentran. Seguidamente encontramos un cruce con un sendero que sale a la izquierda y que nos lleva al primer puente y al vivero; si seguimos, volvemos a encontrar otro cruce: si cogemos el de la izquierda nos lleva hasta las «sartenes» pasando por un nacimiento de agua a la derecha, el cual surge de una cueva; si cogemos el de la derecha veremos árboles ornamentales y autóctonos repoblando los bancales.

El paraje conocido como las Fuentes del Marqués ha jugado un papel destacado en el desarrollo económico de la ciudad, en dos sentidos: por una parte la ciudad lo ha aprovechado para fines agrícolas y ganaderos, y por otra ha usado sus aguas para riego, talleres artesanales, pequeñas industrias y consumo humano y animal.

Este hermoso paraje es conocido desde bien antiguo. Ya el geógrafo árabe Al-Himyari (siglos XIII-XIV) en su descripción geográfica de la zona hace referencia a la existencia de dos fuentes de agua. Probablemente estos manantiales debían ser, según afirma E. Molina López, las Fuentes del Marqués y de Mayrena.

Dada la escasez de documentos sobre el reparto de tierras entre los nuevos pobladores en los primeros tiempos de dominación cristiana, resulta difícil conocer quiénes fueron sus primeros propietarios, aunque lo normal es que por la calidad de estas tierras fuesen a personas principales de la villa.

A finales del siglo XV, concretamente en 1494, según consta en los Libros de Visitas de la Orden de Santiago a Caravaca, algunos bancales de esta zona pasaron a ser propiedad de la Iglesia Parroquial de El Salvador dejando la suma de diez maravedíes. Otra parte de la tierra (la Dehesa de Mayrena) estaba destinada a pastos. Esta dehesa pertenecía al Concejo de la villa, el cual la arrendaba anualmente.

Si bien es cierto que la propiedad de la tierra era particular; el uso del agua era comunal para todos los vecinos. De ahí la preocupación del Concejo, reflejada en sus Ordenanzas y Mandamientos, por mantener limpia el agua. Así, por ejemplo, vemos como en 1586 el gobierno de la ciudad ordena limpiar el cauce del río de hierbas «por ser el agua de que se abastece la villa». Asimismo cabe destacar que el agua se usaba también como fuerza motriz para batanes y molinos, uno de los cuales era propiedad de la Orden de Santiago, que lo tenía arrendado en 1507 al alcaide de la fortaleza, un tal Rodrigo de Moya. A mediados del siglo XVIII el dueño y señor de toda el área era D. Diego Uribe y Yarza, Marqués de San Mamés de Aras (de donde probablemente le venga el nombre al paraje).

Todavía en 1856, según Marín Espinosa, se mantenía esta propiedad entre las muchas pertenencias del marquesado. Y así ha permanecido la finca prácticamente indivisa hasta que recientemente (en 1989) fuera adquirida por el Excmo. Ayto. de Caravaca pasando a ser patrimonio de todos los caravaqueños. Concretamente en un bando de la alcaldía fechado el 24 de Mayo de 1989 el Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Caravaca de la Cruz, D. Antonio García Martínez-Reina, hacía saber a los caravaqueños, textualmente, que uno de los mayores deseos de nuestro pueblo ha sido tener como patrimonio «Las Fuentes del Marqués» lugar de hondo significado afectivo y ligado intrínsecamente a la historia de todos nosotros. Hoy esto es una realidad. «LAS FUENTES DEL MARQUES SON YA DEL PUEBLO DE CARAVACA».