Uno de los nichos de mercado emergentes en la industria alimentaria son los llamados alimentos funcionales. Su éxito radica en que son beneficiosos para la salud, aunque no deben confundirse con un medicamento. La diferencia estriba en que son alimentos diseñados específicamente para ejercer un efecto fisiológico en el organismo, es decir, además de proporcionar un aporte nutricional (energía, sales minerales o vitaminas), tienen un efecto adicional a largo plazo con la finalidad de mejorar la tensión arterial, favorecer la lucha contra la obesidad disminuyendo la absorción de lípidos o, en el caso de la última patente de la Universidad de Murcia, bajar el colesterol.

Investigadores del área de Fisiología Vegetal de la Facultad de Biología han desarrollado un nuevo procedimiento para obtener compuestos vegetales capaces de reducir los niveles de colesterol en sangre. A través de un cultivo especial, se producen fitoesteroles a raíz de células madre de zanahoria. Estos fitoesteroles están presentes en las verduras y la novedad estriba en que estos compuestos beneficiosos para el organismo se pueden producir por este nuevo método en una cantidad mucho mayor y así repercutir más activamente en el organismo.

Las investigadoras de la UMU María Ángeles Pedreño, Lorena Almagro y Ana Belén Sabater-Jara, junto a Roque Bru, de la Universidad de Alicante, han desarrollado un sistema de producción estable, independiente de las limitaciones por los cambios de estación (temporadas de siembra y cosechas) y de los factores climáticos y geográficos de los que dependen las plantas en el campo.

Todo el proceso se realiza en el laboratorio y con procedimientos que son respetuosos con el medio ambiente. Además, al cultivar las plantas ‘in vitro’ en el laboratorio, se evita la sobreexplotación de especies silvestres que, en casos extremos, podría conducir a su extinción.

Las pruebas con zanahoria se iniciaron en 2004, aunque previamente ya se habían realizado experimentos con otros vegetales a finales de los años 90. La primera patente registrada, para la producción de resveratrol (un antioxidante muy potente) en cultivos celulares de uva data de 2002.

El proceso estaría destinado a crear productos de varias gamas que actúen como antioxidantes contra los radicales libres. Uno de sus fines sería actuar contra el colesterol de una manera segura, ya que solo actuaría sobre el colesterol que resulta dañino para el organismo. Además del colesterol, este tipo de productos supone un importante aporte de vitaminas, como la vitamina A, que repercute en la visión, o la E, destinada a la salud de la dermis. Con esto, los efectos y fines resultan muy variados, por lo que se piensa también en un uso cosmético de los productos resultantes. El proceso de incluir fitoesteroles a grandes dosis en productos alimenticios se hacía hasta ahora con una base láctea, lo que impedía que muchos consumidores alérgicos a la lactosa pudieran disfrutarlos. Con este nuevo proceder, se descarta la necesidad de una base láctea, con lo que además de destinar un producto a más consumidores, se abre una nueva línea de alimentos específicos y beneficiosos. Otra de las funciones sería crear alimentos específicos para consumidores especialmente sensibles o afectados por alguna deficiencia.